¿Pueden las empresas de seguridad privada mejorar las respuestas a las víctimas de la violencia de género?

ESPARTAN, trabaja en un proyecto a gran escala para proporcionar soluciones de seguridad a las víctimas de violencia de género.

El proyecto, será lanzado en breve y está pensado para poder monitorizar las circunstancias que llevan a este tipo de delitos.

Lo notable de este proyecto es la participación de una empresa de seguridad privada que generalmente son contratadas por grandes empresas, instituciones, y raramente se asocian con organizaciones para estudiar la situación de las víctimas y para combatir la violencia a la que son sometidas.

En un futuro próximo, las compañías de seguridad privadas estarán incorporándose gradualmente a este espacio.

La implantación del proyecto, se basa en la experiencia en seguridad para aplicar esos conocimientos en hogares y entornos de riesgo, con vigilancia presencial, ofreciendo asesoramiento sobre el proceso que debe seguir la víctima, como recurrir a la justicia y solicitar medidas disuasorias para evitar agresiones e incluso la muerte.

La creación de un plan piloto de asociación con organizaciones que luchan contra la violencia de género, empoderando a la víctima y haciendo un seguimiento especial al agresor, aprovechando las ventajas que la tecnología ofrece, desde el uso de pulseras GPS, a medios más eficaces, como charlas entre el responsable de seguridad y el agresor, tratando en todo momento de minimizar los efectos que se producen en esas circunstancias.

La introducción de sistemas de seguridad tecnológica en asuntos de violencia de género, no debe plantear dudas sobre la idoneidad de estos métodos. Somos conscientes que también habría preocupaciones sobre los posibles costos y beneficios que obtengan las empresas. Sin embargo nuestra investigación reciente demuestra que podrían ser muy eficaces los sistemas que se proponen una vez examinados los beneficios y riesgos de las respuestas inmediatas de la seguridad privada a las víctimas de violencia de género.

Los beneficios que la seguridad privada aportaría para víctimas de violencia de género.

Los estudios iniciales indican que las empresas de seguridad privada pueden proporcionar un servicio beneficioso para las víctimas que es distinto de los provistos por la policía y otros servicios institucionales.

Las empresas de seguridad privadas pueden ofrecer un alto nivel de atención para responder a los temores y necesidades de las víctimas. Las obligaciones de las plantillas de servicio de la Policía, Guardia Civil, etc, que hace que sean incapaces de asistir a todas las llamadas que se producen y que como demuestran las estadísticas, el delito de violencia de género es el que más se incrementa. Esto demuestra que con unos recursos policiales sobrecargados y falta de efectivos, existe una manifiesta incapacidad reconocida para responder de manera efectiva a todos los casos.

Alternativamente, las compañías de seguridad privada pueden ofrecer más apoyo práctico e implementar una variedad de estrategias en materia de seguridad. Estos planes se adaptan individualmente y se centran más en la pregunta:

“¿Qué se puede hacer para que se sienta segura la victima?”.

“¿Cómo podemos influir en el maltratador para minimizar los efectos de su agresividad y canalizar su ira?”.

Del mismo modo, las respuestas de la policía tienden a involucrar la credibilidad de la víctima que está siendo desafiada. En la investigación realizada, se demuestra que la policía a menudo puede trivializar, minimizar, no creer o considerar la queja “no tan grave” o “molesta”.

Las compañías de seguridad privada, por otro lado, no investigan lo sucedido, no asignan culpabilidad, se centran en cambio en proporcionar asesoramiento y seguridad en función de los deseos y necesidades expresados ​​de la persona que se ha de proteger..

Los riesgos de la seguridad privada para víctimas de violencia familiar.

Hay razones para ser optimistas y pensar que las empresas de seguridad privadas pueden desempeñar un papel útil para mejorar la seguridad de las personas particularmente vulnerables. Sin embargo, hay dos preocupaciones inmediatas clave.

Primero, el nivel de competencia y la idoneidad de los trabajadores de seguridad privada que deben recibir una formación muy especial para obtener una cualificación para poder ganar la confianza de las víctimas. Las acciones que traumatizarían a las víctimas son un riesgo importante y solo los trabajadores confiables, competentes y especializados deben tener acceso al cara a cara.

Sin embargo, con un número potencialmente grande de profesionales, existe una posibilidad real de establecer una formación específica para estos servicios y que puedan garantizar las habilidades y la competencia exigidas en una actividad que exige profesionalidad. En segundo lugar, está el coste económico de estos servicios privados, que estarían financiados por los fondos europeos y los presupuestos estatales.

La necesidad de monitoreo y responsabilidad.

No hay nada que impida una mayor expansión de la seguridad privada que trabaje en esta área; aún no existe un sistema específico de acreditación o regulación. Los gobiernos nacionales y los servicios de violencia de género pueden contratar compañías, pueden aportar formación, especialización y profesionales para estos servicios.

Existen beneficios para las víctimas de violencia de género que interactúan con expertos en seguridad y esto puede empoderarlos con opciones de seguridad que antes no estaban disponibles. Sin embargo, queda la pregunta de cómo garantizar la integridad y la competencia de los proveedores de servicios privados. Si se cuenta con los controles y equilibrios adecuados, es posible que la seguridad privada pueda ser una parte importante de un sistema integrado de respuesta a la violencia de género.